Un poco más de un metro los separan entre si y de otro asentamiento que hoy ya cuenta con agua y luz pese a la precariedad en que viven sus ocupantes. El problema de las tierras ocupadas a la vera de las vías del ex Ferrocarril General Belgrano en La Quiaca continúa y a diario se torna problemática.
La toma se inició con cinco familias hace dos meses, con carpas precarias y actualmente el número de “ocupas” es notable casi en pleno corazón quiaqueño. Algunos ya construyeron viviendas de material como bloque o adobe.
El lugar carece de iluminación, el barro cae dentro de las casas cada vez que llueve (algo llamativo para la Puna teniendo en cuenta la época del año), baños improvisados que se desmoronan o rebalsan, basurales, ratas y servicios entre deficientes e inexistentes marca la realidad cotidiana de esos vecinos.
Los habitantes de los sectores cercanos, en cambio, viven allí desde hace bastante tiempo, pagan sus impuestos y todavía bregan por conseguir mejoras en el barrio. Por eso están indignados con la actitud oficial de ignorar lo que pasa allí.
La zona en la que se suscitó el conflicto ha tenido un vertiginoso crecimiento que dio inicio años atrás cuando pobladores solicitaron al intendente poder “asentarse” en las cercanías del predio ferroviario. Una veintena de familias resultaron beneficiadas con la “ampliación” del territorio y en los terrenos construyeron sus casas.
La toma se inició con cinco familias hace dos meses, con carpas precarias y actualmente el número de “ocupas” es notable casi en pleno corazón quiaqueño. Algunos ya construyeron viviendas de material como bloque o adobe.
El lugar carece de iluminación, el barro cae dentro de las casas cada vez que llueve (algo llamativo para la Puna teniendo en cuenta la época del año), baños improvisados que se desmoronan o rebalsan, basurales, ratas y servicios entre deficientes e inexistentes marca la realidad cotidiana de esos vecinos.
Los habitantes de los sectores cercanos, en cambio, viven allí desde hace bastante tiempo, pagan sus impuestos y todavía bregan por conseguir mejoras en el barrio. Por eso están indignados con la actitud oficial de ignorar lo que pasa allí.
La zona en la que se suscitó el conflicto ha tenido un vertiginoso crecimiento que dio inicio años atrás cuando pobladores solicitaron al intendente poder “asentarse” en las cercanías del predio ferroviario. Una veintena de familias resultaron beneficiadas con la “ampliación” del territorio y en los terrenos construyeron sus casas.
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